lunes, 11 de agosto de 2008

Siguiendo el Ejemplo de Jesús (Filipenses 2:1-11)

1 Por eso, si sienten alguna consolación (exhortación, estímulo) en su relación [y unión] con Cristo (el Ungido), algún consuelo (tierna persuasión) que venga de su amor divino (el amor ágape), alguna comunión (compañerismo, participación) en el Espíritu, algún afecto profundo y compasivo,

2 completen mi alegría [y gozo] viviendo en armonía y teniendo un mismo parecer (un mismo pensamiento, un mismo sentir), un mismo amor [ágape, que es la clase de amor que Dios tiene], unidos en espíritu y pensamiento.

3 No hagan nada por egoísmo (rivalidad, contienda, espíritu de competencia) o por vanagloria (vanidad, orgullo), sino que humildemente cada uno de ustedes considere al otro como superior y más importante que a sí mismo,

4 no mirando [ni velando, ni buscando] cada uno por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.

5 Tengan los mismos sentimientos, actitud y forma de pensar que tuvo Jesucristo (el Salvador Ungido),

6 quien siendo Dios mismo por naturaleza [al poseer la totalidad de los atributos que hacen que Dios sea Dios], y después de no estimar (ni considerar) el hecho de ser igual Dios (la expresión misma de la esencia divina) como un tesoro al cual agarrarse firmemente y retenerlo a cualquier costo;

7 sino que se despojó (vació, se rebajo voluntariamente) a sí mismo tomando la forma de un esclavo de nacimiento (siervo), haciéndose semejante a los hombres y naciendo como un ser humano.

8 Y estando en la condición (forma) de hombre se humilló aún más, pues se hizo obediente hasta el extremo de la muerte, la deshonrosa muerte en la cruz.

9 Por lo cual [, es decir, debido a ese acto voluntario de suprema humildad es que] Dios también Lo exaltó hasta lo sumo, y Le confirió (otorgó, concedió) el nombre que es sobre todo nombre,

10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra (en los abismos que se encuentran en las partes más bajas de la tierra);

11 y toda lengua confiese que Jesucristo (el Salvador Ungido) es el Señor, para gloria de Dios Padre.

sábado, 2 de agosto de 2008

Filipenses 1:19-30 (La Biblia Expandida de Fe)

19 Además sé que todo ello redundará en mi propio beneficio, en mi liberación (salvación), gracias a sus oraciones (peticiones, suplicas) y la abundante provisión (suministro, ayuda) del Espíritu de Jesucristo (el Salvador Ungido),

20 conforme a mi intensa expectativa y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad y confianza, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo (el Ungido) será exaltado (engrandecido, magnificado) en mi cuerpo.

21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir ganancia.

22 Aunque es evidente que si vivo tendré oportunidad de seguir trabajando fructíferamente por el evangelio. Es por eso que en realidad no sé que elegir, si vivir o morir,

23 Me siento urgido (presionado, apremiado) por ambas posibilidades: deseo partir [de este mundo] y estar con Cristo (el Ungido), lo cual es muchísimo mejor [que quedarme aquí],

24 pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en la carne (continúe viviendo) y me quede en este mundo.

25 Y convencido de esto, sé que permaneceré y continuaré [viviendo en la tierra] con todos ustedes para [contribuir con] su progreso y gozo en la fe,

26 De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo y sobreabundante motivo de gozo y satisfacción en Jesucristo (el Salvador Ungido).

27 Solamente les pido que se vivan y se comporten como dignos ciudadanos (seguidores) del Evangelio de Cristo (el Ungido). De esta manera, sea que vaya a verlos o que tenga noticias de ustedes estando ausente, sabré que perseveran unánimes en un mismo espíritu y propósito, luchando de común acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio,

28 y sin tener ningún temor de lo que sus enemigos (adversarios) pretendan hacerles. Esto será para ellos una señal de su perdición (destrucción), pero para ustedes será señal de su salvación, y esto procede de Dios.

29 Porque por causa de Cristo (el Ungido) se les ha concedido el privilegio, no sólo de creer en él, sino también de sufrir (padecer) por Él.

30 teniendo la misma lucha que ustedes me han visto sostener y que ahora saben [porque han escuchado] que sigo sosteniendo.